miércoles, julio 26, 2006

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Quiero decir de hoy un día gris, y no puedo evitar este confesionario. Llegando al trabajo miré unos graffittis que casi nunca había visto, y me recordaron a mi adolescencia. Pasado un rato sentí terror, y tuve la necesidad (por momentos irrefrenable) de largarme de esta tierra por inestable. Terror, o m´s bien miedo por todas las cosas, los estados, seres y sensaciones que pasan, dejan huellas y después se van. Dejándola a una tan inestable.
Pero qué? si la expresión existe para algo, es
para controlar las ansias y el dolor que uno no puede evitar, aunque la vida haya sido voluntariamente generosa con una (porque al fin y al cabo todo es karmático y las experiencias pasadas en otras vidas de uno determinan lo que uno és en la vida presente, y el que no crea en eso alguna vez se dará cuenta), algunas veces no es fácil y no alcanza con la voluntad, con la fuerza y todas esas cosas. En días así, el cuerpo duele. La existencia, el ser- ente duele por todas partes, se agota, se angustia. Y es así cuando uno es hipersensible, no hay más que aguantar en esos casos. El clásico ¨arriba nena! no es para tanto¨ o ¨pensás demasiado¨, etc, etc, no son suficientes. Porque uno realmente se siente absorbido.
Me gustaría hacer un inventario de todas las cosas que me duelen:
- existir, por momentos (por ende, el cuerpo y todas las partes del mismo).
. sentirme diferente.
- la inestabilidad laboral
- inseguridad acerca de haber encontrado mi vocación (y lo que es peor, no sabr si tengo el talento o la fuerza necesaria para ser ¨eso que supongo que quiero ser¨).
- me duele mi madre.
- me duele mi padre.
- me duele ser hija.
-me duelen los hombres en las entrañas de mi existencia, su herida está justo en el chakra del plexo solar, y duele ahí, en el área del centro de la angustia.
- me duele ser mujer
- me duelen las mujeres
- me duele la belleza de todas.
- me duele mi belleza.
- me duele la envidia ajena.





Y, a pesar de todo, todavía es hora de salvarse.